¡Genial! Ya tenía ganas de que llegase este momento.
Después de intentos fallidos con series a las que desarrollaba pronto alta tolerancia y me aburrían supinamente, he encontrado una buena droga, de las que a mí me gustan, con capítulos de casi una hora, como tienen que ser las cosas.
Después de probar Pushing Daisies, de la cual pronto se me acabaron los proveedores y no la eché de menos, picotear Haven, que está entretenida, pero no me deja con esa sensación de ganas de más, y sobretodo después de decepcionarme enormemente con Entourage, cuyos personajes me parecen pésimamente dibujados, las historias fatal contadas y sobretodo un vestuario digno de los más sórdidos noventa (¿un actor de cine lleva una camisa tres tallas más grande y los puños de la camisa sin cerrar?). Y por supuesto, después de recurrir a grandes clásicos de hoy y de siempre, que llevan el sello de confianza en cuestión de series y cumplen lo que prometen (Anatomía de Grey, 8ª temporada).
Apareció American Horror Story.
Todavía la tengo recientita y no sé qué decir de ella, salvo que promete mucho. El trillado argumento de la casa encantada, pero reinventado y con mucho, muchísimo morbo. Pero del bueno. Realmente, me parece que está muy bien hecha, y de momento sólo la he visto a la luz del día. Va camino de convertirse en un verdadero fenómeno mundial, estoy segura.
Sucumbamos pues.

Una curiosidad añadida: la actriz que interpreta a la hija de los Harmon es la hermana, y no la hija, de Vera Farmiga. Es alucinante la magia de los genes. Son exactamente iguales, no me canso de mirarla y pensarlo.