A mi sí.
Una vez, yo era pequeña, pongamos unos 7 años. En el patio del colegio, un compañero de mi clase recuerdo que se acercó y, sin mediar palabra, me asestó un puñetazo justo debajo del esternón. Después se marchó corriendo y riéndose. Fue tan surrealista que no podía creer que me estuviese pasando de verdad... aunque tampoco pude pensar mucho, pues sólo me concentraba en volver a respirar.
Y es que sólo sabes cómo es sensación cuando te ha ocurrido.
El segundo puñetazo me lo dio Daniel Clowes, hace unos años.
Y éste, por el contrario, me encantó.
No hay comentarios:
Publicar un comentario