5.11.12

Criaturas por las que madrugarías un lunes: los manatís

Este post era obligado. Sin duda. Estoy nerviosa y todo...

Hay un gesto muy característico en mi que consiste en poner mis manos a ambos lados de mi cara y apretar con fuerza, mientras achino los ojos, frunzo (es la primera vez que escribo esta forma verbal) el ceño y emito un sonido agudo muy gracioso para los humanos y, sospecho, muy molesto para los perros. Es un gesto inevitable y sincero, un gesto que no engaña y que reproduzco sólo cuando algo me gusta de verdad, cuando algo me encoje el corazón, cuando se me enamora el alma, vamos. Y lo hago bastante a menudo (es que yo soy así, muy sentía): cuando veo a un bebé o a cualquier criatura peluda, pequeña, blandita y adorable.
Pues eso.

El caso es que si hay una criatura, por encima de todas las ídem de Dios, que despierta en mi este gesto hasta dejarme las marcas de las muelas en los carrillos, esos son LOS MANATÍS (que en plural también vale manatíes), que son mi animal acuático favorito.



Y como en la entrega anterior, voy a hacer un breve repaso por su artículo de Wikipedia.



Los triquéquidos (Trichechidae) son una familia de mamíferos placentarios del orden Sirenia conocidos vulgarmente como manatíes o vacas marinas.

Son apacibles herbívoros que pasan la mayor parte de su tiempo buscando e ingiriendo las plantas ribereñas y del lecho marino de aguas poco profundas. Los manatíes viven en aguas tanto dulces como saladas, cerca de las costas de América y África. Su único depredador es el hombre (sí, aquí tengo otro motivo más para avergonzarme de mi especie); y aunque no existen registros, se presume que con poca frecuencia las orcas podrían atacar a los triquéquidos, puestos que estos, por ser grandes, lentos y gordos (cómo se sobran...), parecen una presa ideal para estos depredadores; sin embargo, debido a la distribución de los triquéquidos, que principalmente se da en aguas costeras y de relativa baja profundidad (y frecuentemente en aguas dulces) de los trópicos, en donde las orcas aparecen en raras ocasiones, se cree que los triquéquidos escapan de su depredación frecuente.
Al igual que las ballenas, sus grandes cuerpos sólo pueden ser sostenidos en un ambiente acuático. En tierra, su peso corporal aplastaría sus órganos internos.



La palabra "manatí", en la lengua indígena caribeña, significa "con mamas" (todas somos manatís). Su nombre científico proviene del vocablo latino Trichechus, que hace referencia a los pequeños pelos o cerdas esparcidas sobre su cuerpo; y manatus proviene del vocablo griego μανάτος (manatus), que se refiere a la característica común de los mamíferos de amamantar a sus crías. Cuando los españoles llegaron a la isla de Puerto Rico, contaron de un animal marino, parecido a las focas,que habitaba las costas. Para Cristóbal Colón, se le parecían a las sirenas de la mitología (con lo cual, quedó demostrado que Colón no destacaba precisamente por sus conocimientos sobre mitología... o sobre mujeres). 

La longitud del cuerpo alcanza entre 3 y 4,5-6 m, y el peso oscila entre 300 y 500 kg. El cuerpo es gris con intersticios rosados. Se distinguen de los dugongos (a parte de porque éstos son como una copia barata y peor de los manatís) por tener una cola aplanada horizontalmente en forma de espátula, en vez de forma de media luna.

La comunicación del manatí es como el del resto de mamíferos bajo el agua es mediante la emisión de sonidos de frecuencia corta que son perceptibles por el oído humano (esto explica el gesto mío que hago al verles, es un intento de comunicación, ni más ni menos). Las vocalizaciones son especialmente importantes para mantener contacto entre la madre y su cría y en el período de reproducción.

El período de gestación es de 13 meses, uno de los más largos en el reino animal. Durante los dos primeros años, la madre amamanta a sus crías con sus glándulas mamarias localizadas debajo de las axilas (ñam ñam, sobaquillo de mamá).


Se mire por donde se mire, son adorables. Ellos son el Amor materializado en grasa y pequeñas cerdas recubriéndolo. Si eso no es la materialización del Amor, es que no sé nada acerca del Amor...

¡Si hasta tienen un capítulo de los Simpson dedicado a ellos!



Hace unos meses tuve la gran suerte de ver unos con mis propios ojos... el sonido que emití fue tan agudo que casi se rompen las paredes del tanque de cristal donde estaban.

Lo dicho, hoy lunes, si tuviera que madrugar por ellos, lo haría encantada.
Y mientras tanto, nos tendremos que conformar con su equivalente comestible llegado desde el lejano oriente: el pan chino.




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